Un “ciudadano responsable del mundo”
Yves Morneau se crió en un ambiente multicultural en Saint Urban Street en Montreal (Quebec, Canadá). Sus estudios clásicos lo prepararon para convertirse en un «ciudadano responsable del mundo», primero como misionero de los Padres Blancos en Zambia y luego como empleado de la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (ACDI) en Tanzania y Benín, acompañado por su esposa, Lise.
Reflexionando sobre sus 40 años de trabajo en desarrollo, principalmente en África, concluyó que el progreso social, político y económico solo podría ocurrir si la tolerancia, la compasión y el entendimiento mutuo prevalecían sobre la clase, la religión y la etnia. En consecuencia, después de jubilarse de la ACDI, obtuvo una Maestría en Estudios de Conflictos y se formó en el Instituto Canadiense para la Resolución de Conflictos. Estos estudios complementaron cuatro décadas de experiencia internacional al brindarle herramientas prácticas para comprender conflictos profundamente arraigados y facilitar mejores relaciones entre grupos e individuos.
Discurso de aceptación de Yves Morneau
Estimados miembros y amigos del Servicio Civil de Paz Canadá
Antes de retirarme de la ACDI en 2004, dediqué un tiempo a revisar lo que más me había motivado e interesado a lo largo de mi vida. Descubrí que eran los momentos en los que me veía envuelto en situaciones en las que había que resolver conflictos. Entonces decidí reiniciar el reloj de mi carrera y comencé el programa de Maestría en Estudios de Conflictos, aquí en la Universidad de Saint Paul (Ottawa, Canadá). Mientras estudiaba, completé también la formación completa que ofrece el Instituto Canadiense para la Resolución de Conflictos.
Fue a través de estos programas que me enteré del Servicio Civil de Paz y su proceso de acreditación. Decidí postularme, hace aproximadamente un año, y fui invitado por los organizadores a participar en el ejercicio requerido. Desde el principio, me di cuenta del interrogatorio minucioso, extenso y significativo que condujo a la acreditación de esta noche.
Mientras respondía las preguntas relacionadas con los valores fundamentales y las competencias claves, recordé no solo lo que me motivó durante todos los años que pasé en África y aquí en Canadá, sino también lo que había logrado en el campo del desarrollo y la paz. Fue una gran oportunidad para hablar abiertamente sobre este tema con personas que pudieron apreciar y relacionarse con lo que estaba compartiendo con ellos. ¡Una rara oportunidad en la vida de cualquiera!
Este proceso de acreditación es solo un comienzo en la vida de una persona que desea convertirse en un profesional de la paz. En mi caso, me ha permitido aclararme quién soy y darme un sentido de mi propio valor. Pero no me malinterpreten, todavía tengo mucho que lograr para convertirme en un verdadero profesional de la paz. Al menos el proceso me está mostrando el camino a seguir y esa paz tiene que ser establecida primero fuertemente dentro de uno mismo.
¿Cuál es el futuro de la Paz como profesión?
¿Está la paz, como profesión, solo en su comienzos?
Aunque siempre ha habido personas que han trabajado por la paz, muchas a costa de sus propias vidas, parece ser que la paz como profesión requiere un enfoque más estructurado:
- tener una buena comprensión de los conflictos profundamente arraigados y su historia;
- tener una buena experiencia en mediación y facilitación;
- trabajar en estrecha colaboración con personas de ideas afines que estén dispuestas a dedicar tiempo y consideración a temas delicados;
- Trabajar en red con otros grupos para crear grupos de ciudadanos comprometidos para acciones que conlleven hacia la paz.
Un ejemplo de que esto es posible es la decisión de otorgar el Premio Nobel de la Paz 2008 a Martti Ahtisaari, por su importante esfuerzo, en varios continentes, y durante más de tres décadas, para resolver conflictos internacionales; un verdadero Profesional de la Paz. Muy pocas personas probablemente han oído mencionar su nombre antes.
Durante los últimos meses, he trabajado en estrecha comunicación con un profesor universitario congoleño en la Universidad Católica de Bukavu, en Kivu del Sur, en la República Democrática del Congo. Escuché que su obispo le había pedido que iniciara un Instituto de Paz para la Región de los Grandes Lagos dentro de la Universidad. A través de correos electrónicos, intercambiamos algunas ideas y documentos.
Incluso antes de que me comunicara con él, había soñado con crear Foyers de Paix. (Hogares por la Paz). Trabajé con él para lograr este objetivo concreto, brindándole asesoramiento y aliento. Los Foyers de Paix ahora se están implementando en Bukavu y en Ruhengeri (Ruanda). Estos Hogares por la paz se desarrollan a nivel de aldeas donde personas de diferentes grupos étnicos trabajan juntos en vita a la reconciliación, utilizando como medio el aprendizaje de diferentes oficios.
Recientemente ha redactado los estatutos de esta organización que acaba de ser reconocida oficialmente. Se ha logrado asegurar el apoyo de una Escuela de Formación Comercial local y se realizará un seminario por primera vez convocando a 50 personas, jóvenes y mayores, creando así un espacio para el diálogo. Aquí, creo, hay otro verdadero profesional de la paz en acción.
Me gustaría agradecer a la Junta del Servicio Civil de Paz Canadá por otorgarme esta acreditación como uno de los primeros profesionales de la paz. Gracias también a los Examinadores, a mi nuevo colega Ben Hoffman y a los muchos amigos que vinieron esta noche para presenciar este momento.