Utilizando un enfoque basado en competencias, la evaluación de acreditación del SCPC consta de dos etapas distintas, ambas compuestas por varios pasos. La primera etapa comienza con una evaluación de los candidatos potenciales en relación con los valores fundamentales identificados como esenciales para servir de manera efectiva en áreas de conflicto. La segunda etapa evalúa las competencias clave de los candidatos.
Los profesionales experimentados en paz y conflicto están de acuerdo en que, si bien las competencias clave se pueden aprender, los valores fundamentales, esos rasgos inherentes que subyacen, motivan y ayudan a predecir el desempeño efectivo, deben estar presentes desde el principio como una calificación de entrada.
La cuestión no es si los candidatos tienen valores «defectuosos» o «deficientes», sino si el conjunto de valores personales es apropiado para los tipos de trabajo que se contemplan para los profesionales de la paz. En consecuencia, si los valores fundamentales no se identifican durante la rigurosa selección inicial, no se invita a los candidatos a continuar con el proceso de evaluación.
“Si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, es que no has pasado una noche con un mosquito” (Proverbio africano)